JUST DO IT!
CUERPOS E IMÁGENES DE MUJERES EN LA NUEVA DIVISIÓN DEL TRABAJO
PRIMERA INTRODUCCCIÓN
TRABAJO>NO TRABAJO: REDEFINICIONES DESDE EL FEMINISMO
“¿Qué haces? ¿En qué trabajas?” Aunque todas respondemos cada día con cierta facilidad a esta aparentemente fácil pregunta, si nos paramos a pensar detenidamente qué está demandando nuestra o nuestro interlocutor, concluimos qué, en realidad, lo que quiere saber es que empleo tenemos o con que actividad o actividades nos ganamos la vida, y no espera en absoluto que enumeremos las acciones, relaciones y producciones de muy diversa índole que desplegamos a lo largo del día.
Definir en abstracto el trabajo y sus límites en un momento como el actual, donde los tiempos y lugares de la producción se han difuminado y extendido, no es una tarea fácil. Sin embargo, experimentar sus consecuencias en nuestros cuerpos parece ser menos complicado, especialmente si atendemos a una definición del trabajo mas allá de la visión economicista (ya sea neoclásica o marxista) y, sobre todo, si entendemos nuestro sostenimiento de la vida cotidiana y nuestra incorporación diaria de personalidades y actuaciones sociales como espacios y esfuerzos (re)productivos. Todo aquello que cansa, que ocupa, que disciplina y tensiona nuestro cuerpo,
pero también todo aquello que lo construye, que lo cuida, que le da placer y lo mantiene es trabajo. Así pues, podríamos decir que el trabajo, además de una parte fundamental de la estructura socio-económica en la que nos insertamos, es una experiencia, aunque de todas es sabido, que esta descripción líquida poco tiene que ver con la división laboral tradicional que han reconocido la economía, la sociología o la antropología hasta hace bien poco.